domingo, 15 de enero de 2012

Maestros

El último post del año 2011, lo dedicaba a diversos autores cuyas canciones tenían algún significado especial en mi modesta biografía. El primer post de este año recién estrenado 2012, quiero acordarme de mis maestros, de las personas que considero han tenido una influencia decisiva en mi vida en mayor o menor medida.
Para empezar, tengo que citar obligatoriamente a mi madre, cuya influencia como es lógico rebasa los límites del magisterio, pero, puesto que ella era maestra y una muy buena maestra tuvo sobre mí -su hija y principal alumna- un enorme ascendente.
Por ella aprendí a leer a los tres años, era bilingüe a los siete, estaba en el cuadro de Honor del instituto Miguel Servet  a los diez. Aunque ella murió cuando yo tenía sólo once años, tuvo tiempo de enseñarme muchas cosas, quería que aprendiera idiomas, solfeo, poesía, matemáticas…. Era una persona amante de la cultura con mayúsculas, y convencida de que ésta era un instrumento que podía mejorar nuestras vidas. Gracias a mi madre pude refugiarme en los libros cuando ella murió, así que empecé a nutrirme de los clásicos a falta de sus consejos y desde entonces los libros siempre han sido y son mi casa.
 Otra persona de gran influencia para mí fue mi padre –pintor artístico-,  el hecho de  nacer y vivir entre caballetes, pinturas y lienzos, hizo que viera para siempre la vida “encuadrada” y tuviera gran sensibilidad a los colores. Mi prima Cristina Miñana bailarina y coreógrafa de ballet clásico, también ayudó a conformar mi sensibilidad y forma de mirar las cosas. Desde que era pequeña siempre que escucho una música veo mentalmente su correspondiente coreografía
De mis profesores, destaco al profesor Pellicer, de Literatura. Me fascinaban sus clases, sus conocimientos y la pasión con la que nos lo trasladaba. Entre los 15 y los 16 años todas las asignaturas tenían para mí un atractivo irresistible, estaba aprendiendo la vida y todo me apasionaba, creía descubrir a cada paso “el secreto de la existencia”. Así, la filosofía, la física, la química, la lingüística, la religión, el arte, hasta el ajedrez me entusiasmaban. Al pasar del Instituto  a la Facultad de Magisterio tuve la suerte de seguir contando con el profesor Pellicer, que siguió siendo mi preferido también en la carrera.
De mis estudios académicos -Bachiller, Magisterio, Licenciatura en Filología Inglesa y Master en Sociología- lamentablemente no puedo destacar ningún docente salvo el ya comentado Pellicer que fuera capaz de despertar en mí la curiosidad y la pasión por el conocimiento. Es a mi familia a la que debo fundamentalmente mi amor por el estudio.
Afortunadamente ha habido otros maestros fuera del ámbito académico, pero esto será objeto de otro artículo.

1 comentario:

  1. Me ha encantado tu precioso y emotivo e íntimo y personal texto y no puedo estar más de acuerdo con él porque para mí, como para tí, es enorme la importancia de la familia en la infancia y posteriormente toda la vida.
    Desafortunadamente para tí, sólo pudiste disfrutar de tu madre durante poquísimo tiempo pero a pesar de éllo, dejó una honda huella en tí en todos los aspectos, sin duda alguna, y doy fé del grandísimo bagaje intelectual y cultural que te dejó.
    También enorme legado el de tu padre, sin duda alguna porque sé y constato tu sensibilidad en todos los campos artísticos y del saber y enorme humanidad que has heredado de ambos progenitores.
    Es una suerte contar, como tú, con ese privilegio de progenitores y sé de ello porque también yo fuí afortunadísima en ese aspecto.
    Mil gracias, amiga Carmen, por dejarnos compartir contigo esa parcela de tu vida.
    Un fuerte abrazo para tí, extensivo para todos.

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