Todas las ciudades antiguas, y Zaragoza es una gran ciudad desde hace 2000 años, tienen el privilegio de contar con monumentos antiquísimos, a la sazón conviviendo con edificios, en entornos modernos.
Pasear una calle que han pisado las legiones romanas, arrodillarse en una iglesia que ha presenciado el crimen del Gran Inquisidor, rodear lo que un día fueron Murallas que protegían la entrada de la ciudad,… es un tal privilegio…es, como tomarse un café con la Historia.
Zaragoza tiene rincones bellísimos donde descansar, hacer un alto en el camino, mientras se contempla algún hermoso monumento. Es el caso del Arco del Deán, un bar situado en pleno barrio de la catedral de La Seo, en la calle Palafox - ¡lo que contarían esas calles si pudieran hablar!-. El bar por dentro es bonito, original, su decoración decadente, personalmente me encanta. Tiene varios ambientes y salas, y la música no interfiere “el ruido de la vida”, pero lo mejor de todo: su terraza, enfrente de la casa de Palafox, del Palacio Arzobispal y del Arco del Deán al que debe su nombre. Además al lado tiene su sede una ONG que se llama “Estrella de la mañana” Visitadlo, no os arrepentiréis. Os lo recomiendo.
Sin duda alguna es un sitio maravilloso por el entorno en el que está enclavado y merece la pena la visita a esa zona de la preciosa ciudad, nuestra Zaragoza.
ResponderEliminarMuchas gracias por el texto, Carmen.
Un abrazo fuerte.