Islandia |
¿No os habéis sentido molestos alguna vez en los cafés con esa pertinaz músicaina indiscriminada, fuera de contexto de cultura y de tiempo? Recuerdo siempre una preciosa mañana de domingo otoñal en mi Zaragoza natal. Un día gris de niebla, la ciudad dormida como los animales hibernando, compré el periódico y me dirigí a una cafetería que me encanta por su situación, su decoración y especialmente por unas magníficas cristaleras que permiten observar la “película de la vida pasando”, y cual no sería mi sorpresa cuando sentada en una mesa de madera, con mi café en su taza de loza y mi periódico, observando la calle repleta de vapor de agua, los altavoces sobre mi cabeza transmitían una música suramericana, ¡TROPICAL! ¿Cabe mayor contrasentido?
Me he preguntado muchas veces: ¿esta obsesión por el ruido – la música de fondo es ruido- por la hiperestimulación auditiva, visual, informativa… es casual o forma parte de un plan?
“Menos es más”, y “más es menos”, la hiperinformación es desinformación, la hiperestimulación produce parálisis.
De acuerdo contigo, la música que es una de las manifestaciones más logradas del alma, parece inverosímil que de la nada saliera lo que hoy llamamos una orquesta de música clásica, esa agrupación de instrumentos musicales varios e inteligentes, de cuerda, aire, percusión y con sólo 8 notas musicales, una especie de lenguaje de ángeles, se produzcan esas obras sublimes que elevan nuestros sentimientos hasta el infinito...si, pero hay veces que quieres contemplar la realidad sorda, sobre todo si no eres tu el director de orquesta o el pinchadiscos, porque si no es así te distorsionan la percepción de esa realidad sorda, como colgada del no tiempo...sobre todo si hace mal idem y quieres disimular que lees el periódico.
ResponderEliminarYa lo dijo Shakespeare:
ResponderEliminar"Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing."
La vida no es más que una sombra andante, un mal actor,que se pavonea y agita durante su hora en el escenario y después ya no se le oye más ; es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada". Macbeth, V, 5
Precioso fragmento de la obra de Shakespeare, que Faulkner utilizaría más tarde para titular una de sus mejores obras "El ruido y la furia"
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